En general, la mayoría de los seres humanos, tienen una alimentación basada en el consumo mayoritario de carne proveniente de animales como vaca, oveja y pollos cuales provocan residuos y toxinas en nuestro cuerpo, que a la larga, provocan enfermedades.

Debemos tener presente que el ser humano es anatómicamente frugihervívoro y fisiológicamente alcalino. Es decir, nuestro cuerpo ha sido creado para digerir y elaborar nutrientes con los productos naturales del suelo como lo son los vegetales y las frutas. Todos los órganos y cada una de sus células funcionan mejor si sus líquidos son limpios y alcalinos. La alcalinización de nuestros líquidos (humores) solo se logra a través de un régimen vegetariano equilibrado.

La dieta vegetariana, baja en grasas, previene las enfermedades cardíacas.
Las grasas vegetales polinsaturadas tienden a disminuir la presión arterial, mientras que las grasas animales la elevan.

La pasta sin carne contiene gran cantidad de carbohidratos y es el alimento preferido de los corredores y atletas porque produce energía lenta y sostenida sin exceso de grasa o calorías.

La familia de las coles: brócoli, repollito de Bruselas, coliflor, ajos y repollo ayudan a facilitar la expulsión de los residuos alimenticios, por lo tanto eliminan las toxinas y ayudan a la prevención del cáncer de colon.
Una dieta basada en cereales, vegetales y frutas, ayuda a controlar la diabetes. Es una alimentación completa porque todos los nutrientes que el organismo necesita se encuentran en el reino vegetal: los aminoácidos, las vitaminas y los minerales están presentes.

Este acercamiento a este tipo de alimentación, conviene hacerla de manera pausada, con el objeto de ir probando nuevas formas de preparar nuestros alimentos, disminuyendo la cantidad de carnes rojas que se consumen semanalmente.